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jueves, 12 de noviembre de 2009

La playa (III)


El poder de los tritones estaba a punto de acabar con la vida de la dama de la noche cuando Lilisha oyó, dentro de su cabeza, un llamado de una voz imperceptible, llegado desde algún lugar más allá de la noche, del día o del mundo de los hombres.
"Eres la q fue y la q será, la primera y la última, la virtud y el vicio. Morir no puedes, pues nunca has nacido. Por eso eres y mi hija y mi madre".
La voz, con todo lo confusa q se oía, pareció despertar en ella una verdad, un sentimiento, una motivación. Pensó, meditó, dedujo cosas de absoluta vastedad en algo tan ínfimo como una milésima de segundo... y algo ocurrió.
Abrió los ojos de nuevo. Había fuego en su mirada, no solo recuperado sino aumentado, cambiado por otro distinto a cualquier cosa q hubiera hecho antes.
Abrió sus piernas, también en una forma diferente...
De su bajo vientre emergió un destello, una llama refulgente como varios soles. Creció alrededor y rapidamente tomó forma. Forma de seres extraños, del tamaño de mujeres, pero sin serlo, viéndose como feroces creaturas demoníacas. Tomaron por los brazos a los dos tritones; los apartaron de su ama primero y los destrozaron después, con garras, con dientes, con todo lo q se les ocurría.
Buscaron al tritón caído y se ensañaron con él. Luego, cuando fueron en busca del cuarto, quien pretenía escapar, Lilisha los detuvo. Sujetaban al ser acuático, con piel q al ver más de cerca parecía de delfín, diferente a los otros tres q eran una versión gigante de un renacuajo con manos; ella vió sus ojos enormes y negros, retiró la peluca q le servía de disfraz y le preguntó:
-Quien eres?
-Un mensajero. Me enviaron para ver q fueras retenidaç-Quien te envió?
-El guía de mi gente. Mi pueblo está próximo a ser exterminado si no le entregamos un sacrificio al ser del abismo. Debemos entregarle a una reina, una verdadera y poderosa reina, alguna de aquellas quienes amenacen su renacimiento.
Lilisha observó al tritón. Era un ser despreciable, débil y cuyo temor incitó a la irracional acción de querer someterla. En su renacida arrogancia no pensó q de no ser por algo de procedencia incierta lo habrían logrado, de no ser por la aparición de esos trozos de espíritus tomados de los hombres en sus bajos actos carnales: los lilim.
Lilisha habló de nuevo:
-Suéltenlo -dijo a sus siervas, y luego vió al tritón- pero tú, si reunes valor y vuelves con tu pueblo, dile a ese ser del abismo q venga a buscarme él mismo...
El tritón se marchó. Pero lo q Lilisha no sabía, era q de dar el mensaje ella es quien estaría en un tremendo peligro. La reina de los sucubos no sabía a quien se enfrentaba.

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