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viernes, 7 de agosto de 2009

Chica de rojo (II)

Carolina seguía viaje cuando halló al muchacho del bar q no la quiso ver. Estaba detenido viendo hacia el bosque, hacia la nada de civilización q rodeaba aquella zona olvidada por el avance del progreso.
-Necesitas q te lleve?
-No, gracias
-Q´haces ahí?
-Venía siguiendo a alguien, creo q se metió en moto por acá.
Carolina lo ignoró. Nadie podría haberse metido por ese bosque en moto.
Siguió camino hasta la casa de la abuela. Era de día aún, pero se suponía q debía llegar de mañana; al acercarse a la puerta vio un papel q decía "la puerta está abierta, tu abuela está durmiendo. Puedes comer la carne en la heladera".
Carolina supo q era un mensaje de la anterior enfermera. Nadie se quedaba ahí mucho tiempo, y hasta q consiguieran otra para cuidar a la vieja podría pasar un tiempo.
Comió bastante, la carne era tierna como de cerdo, pero amarga como de pavo. Bien sazonada quedaba deliciosa. Había demasiada carne en el freezer, como si hubieran metido ahí al animal completo.
Subió la escalera con la bolsa de medicamentos q le dieron. La casa era grande pero de estilo anticuado, y silenciosa. La vieja no hacía ruido. Al entrar en la habitación se acercó a la cama y trató de llamarla; no reaccionó.
Insistió, y luego abrió las mantas: quien estaba ahí no era su abuela sino el tipo europeo del bar, y estaba desnudo y cubierto de sangre.
Asustada quiso huir, pero sin darse cuenta entró en el baño. En la bañera, llena de sangre, flotaba la cabeza de la anciana, y su cuerpo, desmembrado, habría ido a parar a...
Intentó salir. El sujeto le había cerrado el paso. Tras él se veía la ventana, y fuera el cielo oscureciendo. Tras ella, otra ventana mostraba la luna saliendo. Una enorme y redonda luna llena...
La ropa de Carolina fué despedazada. El sujeto se veía más grande, velludo, sus dientes crecían y sus manos se volvían garras. Sintió un pánico inimaginable y gritó con toda su fuerza, pero cuando parecía q iba a perder la vida el mostruo la tomó firmemente, le dió la vuelta, y penetró en ella salvajemente mientras la sujetaba con garras frías y filosas como el acero, echando su bestial peso sobre su delicado cuerpo juvenil.
Igual dolor, distinto fin.
Despertó mucho después, herida y débil. Dificilmente llegó a las escaleras y rodó por ellas. La casa había sido saqueada, nada de valor quedaba ahí, ni el dinero de Carolina, solo efectos personales de la anciana y el auto.
A la mente le vino una canción q no recordaba haber escuchado; quizás lo hubiera hecho en sueños...
Ando en moto,
me como a la abuela
saqueo la casa
y prendo una vela.
Soy poderoso
en la luna llena,
espero un poco
y tomo a la nena!

5 comentarios:

Ewan Twilight dijo...

Buena versión, luli. Algo excedida de sexo, pero va al punto.

Adi dijo...

Mi3rda, q cacho de hombre lobo... diganle a la nena q la próxima q diseñe una imágen no tape tanto a la chica...

Hellin dijo...

La imagen es la q el jefe The H me autorizó. Le mandé otras mejores, pero eligió esa, si no te gusta quejate con él... si te animás... ADI cagón!

Minnie Pandax dijo...

están todos lokos, negro! cuando van a hacer una historia sin un muerto, un destrozado o un bicho com miles de dientes persiguiendolos? Igual está buena, pero hubiera preferido q el lobo y la capetrolita se fueran juntos

Pao dijo...

Yo hubiera puesto otra cosa en la poesía en lugar de "TOMO a la nena", algo con la misma cantidad de letras